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Guía práctica: certificaciones sanitarias en el transporte de alimentos

 


Certificaciones sanitarias en el transporte de alimentos

Si tienes un negocio de catering, hostelería o trabajas en la logística alimentaria, sabrás que cada vez los controles y requisitos legales son más estrictos. El transporte de productos alimenticios no solo demanda puntualidad y buen hacer, sino que exige cumplir con certificaciones y registros sanitarios imprescindibles.

 

¿Qué registro necesito para transportar alimentos?

En España, cualquier empresa o autónomo que transporte, almacene o manipule alimentos debe estar inscrito en el Registro General Sanitario de Empresas Alimentarias y Alimentos (RGSEAA). Este requisito, reflejado en el Real Decreto 191/2011, no es solo un papeleo más: te permite operar legalmente y es tu garantía frente a proveedores y clientes. Con ese número de registro, la administración puede comprobar que tus procedimientos cumplen la normativa sanitaria y que tu empresa se somete a inspecciones periódicas.

Si tienes más de un vehículo, basta con la inscripción de la empresa o autónomo titular; no es necesario inscribir cada furgón de manera individual. Por supuesto, si eres repartidor de plataformas de delivery que hacen envíos contratados por el consumidor final, como Glovo o Deliveroo, tu actividad no está incluida en este registro estatal y depende de la reglamentación local.

¿Y para exportar o colaborar con grandes clientes?

Puede que tus clientes te pidan alguna certificación concreta, sobre todo cuando hablamos de grandes cadenas, hospitales o exportación al extranjero. En estos casos, las más valoradas son la ISO 22000 (seguridad alimentaria), ISO 22005 (trazabilidad), y algunas como Global GAP o GMP+ para materias primas y agricultura. No son obligatorias, pero aportan mucho valor y abren puertas en mercados internacionales.

Más allá del papel: higiene y cadena de frío

Por supuesto, el papel no lo es todo. Las autoridades revisan que los vehículos estén bien equipados—aislados, con sistemas para mantener la temperatura adecuada según el producto. Da igual si transportas menú del día o pescado congelado: deberás poder demostrar el buen mantenimiento de la cadena de frío (o calor). La documentación también es clave: debe quedar constancia del lote, destinatario y las condiciones durante el trayecto.

No cumplir puede implicar sanciones graves, decomisos de mercancías e incluso la pérdida de confianza de los clientes. Por eso, invertir en buenos isotérmicos y mantener los registros al día no es solo una exigencia legal, sino la mejor forma de asegurar la reputación y el futuro de tu negocio.

¿Y si tengo dudas?

Las normativas pueden cambiar y cada comunidad tiene sus peculiaridades. Si no tienes claro cómo tramitar tu registro, qué certificados solicitar o si tu actividad exacta requiere permisos extra, lo mejor es consultar fuentes oficiales o recurrir a asesoría especializada. No lo dejes para el último momento: la seguridad alimentaria es clave y, en el transporte, un descuido puede salir muy caro.


Este artículo pretende resolver dudas reales y habituales en transporte alimentario, orientando tanto a quienes ya están en activo como a quienes planean emprender en el sector. La seguridad comienza en tu vehículo y termina en el plato del cliente; asegúrate de que el viaje sea impecable.

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